Francisco en Santa Marta: Jesús no buscaba popularidad, buscaba a la gente

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31/01/2017
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Reflexionando sobre cómo las multitudes acudí­an a Jesús al ver los milagros que hací­a, el Papa, subrayó una idea: Cristo atraí­a porque fijaba su atención, su mirada, en cada uno. No miraba a las masas en general ni estaba pendiente de su popularidad. Le importaba cada persona.

FRANCISCO

'Yo voy, miro a Jesús, voy caminando, fijo mis ojos en Él y ¿qué me encuentro? Que Él me está mirando. Y esto me hace sentir un asombro grande. Es el asombro del encuentro con Jesús. No tengamos miedo. Sigamos este camino, siempre con la mirada puesta en Jesús. Y nos encontraremos con esta bonita sorpresa, que nos llenará de asombro. El mismo Jesús ha puesto su mirada en mí­â?.

El Papa recomendó imitar a los personajes que acuden a Cristo para pedirle humildemente ayuda. Su intervención, señaló, superó sus expectativas de forma asombrosa. 

EXTRACTOS DE LA HOMILíA DEL PAPA

(Fuente: Radio Vaticana)

'No está con los guardias que lo escoltan a fin de que la gente no lo toque. ¡No, no! Se ha quedado allí­, y la gente lo estrecha. Y cada vez que Jesús salí­a, la muchedumbre aumentaba. Los especialistas de estadí­sticas quizá habrí­an podido publicar: â??Baja la popularidad del Rabí­ Jesúsâ??â?¦ Pero Él buscaba otra cosa: buscaba a la gente. Y la gente lo buscaba a Él: la gente tení­a los ojos fijos sobre Él y Él tení­a los ojos fijos sobre la gente. â??Sí­, sí­, sobre la gente, sobre la multitudâ??. â??¡No, sobre cada uno!â??. Y ésta es la peculiaridad de la mirada de Jesús. Jesús no masifica a la gente: Jesús mira a cada unoâ?.


'La mirada de Jesús va a lo grande y a lo pequeño. Así­ mira Jesús: nos ve a todos, pero mira a cada uno de nosotros. Ve nuestros grandes problemas, nuestras grandes alegrí­as, y ve también nuestras cosas pequeñas. Porque está cerca. Jesús no se asusta de las grandes cosas, pero también tiene en cuenta las pequeñas. Así­ nos mira Jesúsâ?.


'Yo voy, miro a Jesús, camino delante, fijo la mirada en Jesús y ¿qué encuentro? ¡Que Él tiene fija la mirada sobre mí­! Y esto me provoca gran estupor. Es el estupor del encuentro con Jesús. ¡Pero no tengamos miedo! No tengamos miedo, como aquella anciana que no tuvo miedo de ir a tocar el borde del manto. ¡No tengamos miedo! Corramos por este camino, siempre con la mirada fija en Jesús. Y tendremos esta bella sorpresa: nos henchirá de estupor. El mismo Jesús tiene fija su mirada sobre mí­â?.

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