Papa en Santa Marta explica cómo San Pablo logró superar las dificultades

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01/06/2017
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En su homilí­a en Casa Santa Marta, Francisco propuso el ejemplo de San Pablo. Dijo que su vida tení­a como 'tres dimensiones': el celo apostólico, sufrir persecuciones, y la oración.

FRANCISCO

'Pero este luchador, este anunciador con un horizonte infinito, cada vez más grande, tení­a aquella dimensión mí­stica del encuentro con Jesús. La fuerza de Pablo era este encuentro con el Señor, que tení­a en la oración, como fue el primer encuentro cuando iba hacia Damasco, cuando iba a perseguir a los cristianos. Pablo es el hombre que ha encontrado al Señor  y no se olvida de eso, y se deja encontrar por el Señor y busca al Señor para encontrarlo. Un hombre de oración'.

El Papa también dijo que San Pablo fue un hombre siempre activo, siempre en movimiento, que no se quedaba esperando en su escritorio. 

HOMILíA DEL PAPA EN ESPAí?OL

'La vida de San Pablo es difí­cil, y está siempre en movimiento'.  (El Papa consideró un pasaje del libro de los Hechos de los Apóstoles propuesto por la liturgia del dí­a del que se desprenden 'tres dimensiones' de esta 'vida de Pablo en movimiento, siempre en camino').

La primera dimensión 'es la predicación, el anuncio'. Y comentó que Pablo iba de un lugar a otro para anunciar a Cristo, y 'cuando no predicaba en un sitio, trabajaba'. 'Pero a lo que más se dedica es la predicación: cuando está llamado a predicar y a anunciar a Jesucristo, la suya ¡es una pasión! No está sentado ante el escritorio. No. Él siempre, siempre está en movimiento. Siempre está llevando adelante el anuncio de Jesucristo. Tení­a adentro un fuego, un celo... un celo apostólico que lo llevaba adelante. Y no se echaba atrás. Siempre adelante. Y ésta es una de las dimensiones, que trae dificultades, verdaderamente'.

La segunda dimensión de esta vida de Pablo son 'las dificultades. Más claramente las persecuciones'. En la Primera Lectura leemos que todos se unieron para acusarlo. Pablo va a juicio, porque lo consideran 'un perturbador'.

'Y el Espí­ritu inspiró a Pablo un poco de astucia. Sabí­a que no eran 'uno', que entre ellos habí­a tantas luchas internas y sabí­a que los saduceos no creí­an en la Resurrección, que los fariseos creí­an, y él, un poco para salir de aquel momento, dijo con fuerza: 'Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseos. Estoy llamado a juicio a causa de la esperanza en la resurrección de los muertos'. Apenas dijo esto, se desató una disputa entre los fariseos, los saduceos y la asamblea, porque los saduceos no creí­an. Y estos, que parecí­an ser 'uno', se dividieron, todos'.

El Papa comentó además que estos 'eran los custodios de la Ley, los custodios de la doctrina del Pueblo de Dios, los custodios de la fe', 'pero uno creí­a una cosa y otro otra'. Esta gente 'habí­a perdido la Ley, habí­a perdido la doctrina, habí­a perdido la fe, porque la habí­a transformado en ideologí­a', y 'lo mismo con la doctrina'.

De manera que San Pablo 'tuvo que luchar mucho' por esto. La primera dimensión de su vida 'es el anuncio, el celo apostólico: llevar adelante a Jesucristo', 'la segunda es: sufrir las persecuciones, las luchas'. Y, en fin, la tercera dimensión: la oración. 'Pablo -destacó el Pontí­fice- tení­a esta intimidad con el Señor'.

'Se le presentaba a su lado tantas veces. Una vez él dijo que fue llevado casi al séptimo cielo, en la oración, y no sabí­a cómo decir las cosas hermosas que habí­a sentido allí­. Pero este luchador, este anunciador del horizonte sinfí­n, cada vez más, tení­a aquella dimensión mí­stica del encuentro con Jesús. La fuerza de Pablo era este encuentro con el Señor, que tení­a en la oración, como fue el primer encuentro en el camino hacia Damasco, cuando iba a perseguir a los cristianos. Pablo es el hombre que ha encontrado al Señor  y no se olvida de eso, y se deja encontrar por el Señor y busca al Señor para encontrarlo. Hombre de oración'.

'Estas las tres actitudes de Pablo nos enseñan este paso del celo apostólico para anunciar a Jesucristo; la resistencia -resistir a las persecuciones- y la oración, es decir, encontrarse con el Señor y dejarse encontrar por Él'.

'Que el Señor nos dé la gracia a todos nosotros, los bautizados la gracia de aprender estas tres actitudes en nuestra vida cristiana: anunciar a Jesucristo, resistir a las persecuciones y a las seducción que te llevan a separarte de Jesucristo y la gracia del encuentro con Jesucristo en la oración'.

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