Esta basílica en el centro de Roma se llenó casi a rebosar para el último adiós al hombre que revolucionó la comunicación del Vaticano.
Además de los familiares de Joaquín Navarro-Valls, acudieron artistas, periodistas y también los cardenales Harvey, Tauran, Herranz y Sandri; y altos cargos del Vaticano como Angelo Becciu, Pietro Marini y Darío Viganí.
Celebró la Misa, Mariano Fazio, Vicario general del Opus Dei, institución a la que pertenecía el portavoz de Juan Pablo II. Destacó de él tres virtudes: la lealtad, la profesionalidad y el servicio.
También envió un mensaje de saludo de Stanislaw Dziwsz, quien fue secretario de Juan Pablo II. Después de la ceremonia, en la puerta de la basílica, se podía notar la emoción, entre ellos, la de su sucesor.
P. FEDERICO LOMBARDI
'De Joaquín recuerdo su extraordinaria capacidad profesional como comunicador. Era el rostro y la voz que acompañaba y explicaba a los medios de todo el mundo el pontificado de Juan Pablo II. Para nosotros ha sido un maestro en este sentido, un gran maestro de la comunicación'.
Los restos de Joaquín Navarro-Valls reposarán en Roma, la ciudad en la que vive desde la década de los 70, y donde ha trabajado para dos Papas.
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