¿Besar o no el anillo al Papa? Los cambios que los últimos papas dieron con sus gestos

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26/03/2019
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El tiempo pasa y las costumbres cambian, también en el Vaticano. Juan Pablo I dejó de usar la corona que utilizaban los pontífices y Benedicto XVI eliminó su rastro por completo: en su escudo puso una mitra en su lugar.

Su predecesor, Juan Pablo II, dejó al margen la silla gestatoria. 

Francisco acabó con los zapatos rojos y también desde el principio retiraba la mano cuando le besaban el anillo o se le hacían excesivas reverencias. Recientemente, durante su visita a Loreto, repitió ese gesto y dejó claro que no le gusta.

No se trata de un gesto “magisterial” ni “dogmático”. Cada Papa tiene su estilo y con Francisco, probablemente, no va esa forma de mostrar respeto o cariño al pontífice.

El anillo del Papa, conocido como el anillo del pescador, tenía un fuerte significado siglos atrás: era utilizado como sello, por lo que era garante de la autenticidad papal. Además, la figura del pontífice era mucho más lejana y solemne, mucho más simbólica. Pocos podían tener acceso a él y saludarlo era un privilegio de pocos. 

Francisco no quiere que le besen la mano, pero acepta sin problemas abrazos, y acaricia con ternura a los enfermos. Quiere transmitir que el servicio es el modo de ejercer el poder.

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