
Saludo del Papa al concluir la Misa en Erbil, Irak
Saludo con afecto a Su Santidad Mar Gewargis III, Catholicós-Patriarca de la Iglesia Asiria de Oriente, que reside en esta ciudad y que nos honra con su presencia. Gracias, querido hermano. Junto a él abrazo a los cristianos de las distintas confesiones, muchos de los cuales aquí han derramado su sangre sobre el mismo suelo. Pero nuestros mártires resplandecen juntos, estrellas en el mismo cielo. Desde allí arriba nos piden caminar juntos, sin vacilar, hacia la plenitud de la unidad. Al final de esta Celebración, agradezco al arzobispo Mons. Bashar Matti Warda, y con él a toda la comunidad, como también a Mons. Nizar Semaan y mis otros hermanos obispos, que han trabajado tanto por este viaje. Les agradezco a todos ustedes que lo han preparado y acompañado con la oración y me han acogido con afecto. Saludo de corazón en particular al querido pueblo kurdo. Expreso mi profunda gratitud al Gobierno y a las autoridades civiles por su indispensable contribución; agradezco a todos los que, de diversas maneras, han colaborado en la organización del viaje, y a los numerosos voluntarios. Gracias a todos. En estos días vividos junto a ustedes, he escuchado voces de dolor y de angustia, pero también voces de esperanza y de consuelo. Y esto es mérito, en gran medida, de esa incansable obra de bien que ha sido posible gracias a las instituciones de cada confesión religiosa, gracias a sus Iglesias locales y a las distintas organizaciones caritativas, que asisten a la gente de este país en la obra de reconstrucción y recuperación social. De modo particular, agradezco a los miembros de la ROACO y a los organismos que ellos representan. Ahora, se acerca el momento de regresar a Roma. Pero Irak permanecerá siempre conmigo, en mi corazón. Les pido a todos ustedes, queridos hermanos y hermanas, que trabajen juntos en unidad por un futuro de paz y prosperidad que no discrimine ni deje atrás a nadie. Les aseguro mi oración por este amado país. Rezo, de manera especial, para que los miembros de las distintas comunidades religiosas, junto con todos los hombres y las mujeres de buena voluntad, cooperen para estrechar lazos de fraternidad y solidaridad al servicio del bien común y de la paz. Salam, salam, salam. Shukrán! [Gracias] Que Dios los bendiga a todos. Que Dios bendiga a Irak. Allah ma’akum! [Que Dios esté con ustedes]