La Santa Sede no tiene ni impuestos, ni industria. Por eso, sus ingresos se limitan a rentas de inversiones y donativos.
Y actualmente le preocupa que ha recibido un 15% menos de donativos.
En 2020 recibieron 44 millones en donativos para el llamado Óbolo de San Pedro, y en 2021, menos de 37. Esperan cambiar la tendencia este año.
Es el desafío de la Secretaría para la Economía.
Para mostrar qué se hace con los donativos, ha mejorado el control de gasto en la Santa Sede, la eficiencia los procesos, pero también la transparencia.
Este viernes, además ha presentado su presupuesto para el año 2022, que prevé 739,5 millones de euros en ingresos, y unos gastos de 795,5 millones de euros.
Los mayores gastos se refieren a 47,5 millones de euros para cubrir sus medios de comunicación oficiales, necesarios para que tener voz en la opinión pública; 41,2 millones para sostener sus nunciaturas y oficinas diplomáticas. y 52,7 millones para comunidades católicas con pocos recursos.
Como dato curioso, se aprietan el cinturón en la Curia Vaticana, que pasa de costar 289 millones, frente a los 293 del año pasado.
Otra sorpresa es que al presentar el balance han anunciado la venta del edificio en Londres que estaba detrás del caso de corrupción por el uso de fondos reservados de la Secretaría de Estado. Un buen modo de pasar página.
JMB
