“Habemus Hominem”, el busto de Benedicto XVI desnudo premiado por el Vaticano

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10/02/2023
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El escultor Jacopo Cardillo se dio a conocer en la Bienal de Arte de Venezia con “Habemus Papam”, un busto de Benedicto XVI con atuendo papal. Pero tras su renuncia lo despejó de su vestimenta. Llamó a su obra “Habemus Hominem”. Con ella quiso subrayar la humanidad de Joseph Ratzinger.

JACOPO CARDILLO
Escultor, “Habemus Hominem”

¿Cómo podía seguir contando la historia de un hombre, del recorrido de un hombre, con una escultura que en su lugar era como una fotografía del pasado?
Así que yo creo que el gesto del Papa ha sido un gran gesto de escultura. Ha quitado lo superfluo, aquello que no era necesario, para añadir la esencia de su verdadera forma.

La nueva obra recibió críticas dispares, pero lo importante para Cardillo es que el Vaticano le dio las gracias por carta y la Academia Pontificia de las Bellas Artes le concedió un premio.

Su autor cuenta que le fascinaba la inteligencia y profundidad espiritual de Benedicto XVI. Y que siente su muerte como la de un ser querido.

JACOPO CARDILLO
Escultor, “Habemus Hominem”

Cuando haces una escultura, dedicas las hora, los días, lo años de tu vida a mirar, pensar, imaginar y acercarte a alguien. Entonces surge una relación muy íntima con el otro.
Esa persona se convierte en una proyección de lo que tú eres. Y sufres tanto como si hubieras perdido una parte de ti.

El escultor confiesa que la creación de “Habemus Hominem” se debe, en parte, a que la obra de la que partía, “Habemus Papam”, fue rechazada por el Vaticano. En origen le encargaron un retrato institucional de Benedicto XVI, pero no les convenció como Cardillo había vaciado las cuencas de los ojos del Papa para representar la profundidad de su mirada.

Aquella negativa le pesó durante años y, cuando tuvo oportunidad, quiso hacer algo nuevo de aquel busto con casulla que ya había sido expuesto por toda Italia.

JACOPO CARDILLO
Escultor, “Habemus Hominem”

Es una lección bonita. Si hoy hacemos esta entrevista, si la obra se hizo de aquel modo fue también gracias a aquel rechazo.
Mejor así. Es mejor así porque las obras de arte deben ser como los frutos en los árboles listos para ser recogidos por cualquiera.
Hacer este gesto me sirvió porque me permitió destruir el apego material a aquella obra. Y hoy vivo mejor porque soy más libre.

Paradójicamente, con aquel salto al vacío para destruir una obra vencedora de varios galardones, Jacopo Cardillo consiguió contar una historia mucho más personal sobre Benedicto XVI.

RM

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