Se llama Mohammed y tiene sólo diez días de vida. Y lo primero que está viviendo son las duras condiciones de los refugiados. Su madre y su padre intentan por todos los medios darle un techo y comida.
FAWAZ AWAZ
Padre de Mohammed
'A veces consigo que me presten dinero. No puedo caminar mucho porque cayó un proyectil en mi casa y perdí los dedos de los piesâ?.
Viven en esta pequeña habitación. Están en el Líbano, en una nave industrial en ruinas en la que hay otras veinte familias.
No son las mejores condiciones para un bebé: hay muy poca luz, no hay calefacción y las paredes no aislan ni del frío ni de la humedad.
El Papa ha intentado varias veces concienciar sobre su situación. En el Día Mundial del Emigrante y del Refugiado habló a unos 6.000 migrantes y refugiados que se reunieron en San Pedro. Además, ha pedido a todas las parroquias de Europa que se movilicen para ayudarles.
Mientras tanto, Mohammed crece. Y su familia sueña con llevarlo a su propia casa en su propio país. Sueñan con regresar a una Siria en paz para reconstruirla.
YA/JMB
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