En su homilía en Casa Santa Marta el Papa reflexionó sobre los peligros de la hipocresía y las consecuencias que tiene en la sociedad.
FRANCISCO
'El hipócrita es capaz de asesinar a una comunidad. Habla con dulzura pero juzga con maldad a una persona. El hipócrita es un asesino. Recordemos esto: comienza adulando. Solo se le contrasta con la realidad. No me vengan con estas historias, la realidad es esta, como con la ideología, esta es la realidad. Y al final es el mismo lenguaje que el diablo, que siembra esa lengua bífida en la comunidad para destruirla. Pidamos al Señor que nos proteja para no caer en este vicio de la hipocresía, de maquillar la actitud pero con malas intenciones'.
De hecho el Papa realizó esta petición: 'Señor, que nunca sea hipócrita, que sepa decir la verdad y si no puedo decirla, que me calle, pero nunca, nunca hipocresía'.
EXTRACTOS DE LA HOMILÍA DEL PAPA EN ESPAí?OL
'Y la hipocresía no es el lenguaje de Jesús. La hipocresía no es el lenguaje de los cristianos. Un cristiano no puede ser hipócrita y un hipócrita no es cristiano. Esto es tan claro. Este es el adjetivo que Jesús más usa con esta gente: hipócrita. Veamos cómo proceden éstos. El hipócrita siempre es un adulador, en tono mayor o en tono menor, pero es un adulador'.
'El hipócrita tiene esta doble cara. Pero Jesús, conociendo su hipocresía, dice claramente: '¿Por qué quieren ponerme a prueba?, tráiganme un denario, quiero verlo'. Jesús responde siempre a los hipócritas y a los ideólogos con la realidad. La realidad es así, todo lo demás es o hipocresía o ideología. Pero ésta es la realidad: tráiganme un denario. Y hace ver cómo es la realidad, responde con esa sabiduría del Señor: 'Den al César lo que es del César' -la realidad era que el denario tenía la imagen del César- 'y lo que es de Dios a Dios'.
'El hipócrita es capaz de matar a una comunidad. Está hablando dulcemente, está juzgando malamente a una persona. El hipócrita es un asesino. Recordemos esto: comienza con la adulación, sólo se responde con la realidad.
'No me vengan con estas historias, la realidad es ésta, como con la ideología, ésta es la realidad. Y al final, es el mismo lenguaje del diablo lo que siembra aquella lengua bífida en las comunidades para destruirlas'.
'Pidamos al Señor que nos custodie para no caer en este vicio de la hipocresía, de camuflar la actitud, pero con malas intenciones. Que el Señor nos dé esta gracia: 'Señor, que yo jamás sea hipócrita, que sepa decir la verdad y si no puedo decirla, estar callado, pero jamás, jamás, decir una hipocresía''.
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