A pesar de que grupos como ISIS o Al Qaeda han perdido notoriedad en Oriente Medio, el yihadismo no ha muerto. Los atentados en Europa han disminuido pero en lugares como Sri Lanka todavía están superando el shock de la última masacre terrorista. El domingo de Pascua más de 300 personas perdieron la vida en una serie de explosiones en varias iglesias y hoteles.
Hay personas que perdieron a toda la familia; el padre, la madre, tres hijos... e hijos que pierden a sus padres.
En Roma, el nuevo secretario del departamento vaticano encargado del diálogo con otras religiones explica que esta situación preocupa en la Santa Sede. Señala que el Vaticano lleva décadas centrando sus esfuerzos en mejorar las relaciones con líderes islámicos.
Destaca que a pesar de atentados como los de Sri Lanka hay señales claras de que no todo el mundo musulmán acepta el yihadismo.
El ejemplo más claro sería el documento firmado por Francisco y el Gran Imán sunita de Al-Azhar, Ahmed el-Tayeb.
MONS. INDUNIL JANAKARATNE
Secretario, Pontificio Consejo Diálogo Interreligioso
“El Papa nos anima en este documento a entrar en diálogo; diálogo interreligioso, diálogo intrarreligioso, diálogo entre culturas. Pienso que este documento da una orientación para salir del tribalismo porque este es el problema”.
Monseñor Indunil recuerda que sembrar la paz requiere fuertes gestos. Señala que en su país, a pesar del terror causado por los últimos atentados, no se olvidan de los mensajes que Francisco les transmitió cuando visitó la isla en 2015.
MONS. INDUNIL JANAKARATNE
Secretario, Pontificio Consejo Diálogo Interreligioso
“En todos los sitios visitados subrayó la importancia de la reconciliación y este mensaje vale hoy también. Reconciliación tras la guerra civil y reconciliación tras el atentado de Pascua”.
Explica que en países como el suyo el Vaticano impulsa una política fuerte de reconciliación donde los otros, en cambio, siembran odio.
Por eso, una delegación vaticana visitará Sri Lanka en octubre. Continuarán trabajando para detener entre la población católica y los líderes de otras religiones el veneno del rencor que inyectaron los terroristas.
