Primera fumata del cónclave. Y su color lo dice todo. No es habitual que el papa salga elegido en la primera votación. De hecho, esta suele ser la de tanteo. Aún así miles de personas acudieron a la plaza. Algunos por devoción y otros por curiosidad.
A partir del segundo día se suelen perfilar los candidatos principales e incluso se elige al nuevo pontífice. Esto fue lo que sucedió en los cónclaves de Francisco, Benedicto XVI o Juan Pablo I.
Horas antes había tenido lugar la solemne entrada de los cardenales electores en la Capilla Sixtina. La procesión inició desde la Capilla Paolina del Palacio Apostólico.
Una vez dentro el cardenal encargado de dirigir el rito, el cardenal Parolin, entonó el himno por excelencia del cónclave; el “Veni creátor Spíritus”; con el que se pide la asistencia del Espíritu Santo para elegir al sucesor del apóstol Pedro,
A continuación los 133 cardenales electores, uno por uno, hicieron el juramento con el que se comprometen a guardar secreto durante y después del cónclave salvo que el nuevo pontífice se lo permita y a evitar actuar bajo influencia de externos que quieran dirigir la elección papal.
Cuando el último de la fila, el cardenal indio Koovakad hizo el juramento, el maestro de celebraciones litúrgicas, Diego Ravelli pronunció las famosas palabras.
Y así dio inicio el tercer cónclave del siglo XXI.
JRB