En cuanto comience el cónclave, esta imagen estará prohibida. Los cardenales no pueden tener contacto con el exterior. Y mucho menos con la prensa. Solo podrán ir de Casa Santa Marta, donde están alojados, hasta la Capilla Sixtina, sin poder hablar con nadie.
P. ÁLVARO SERRANO, Experto en Historia de la Iglesia
Es una cosa muy buena porque, de esta manera, no son influenciables por el exterior, no los pueden influenciar en ningún campo: ni para un lado, ni para el otro; ni de una manera, ni de otra. No. Simplemente, el propio cardenal, el Espíritu Santo, la Iglesia, lo que el Colegio de Cardenales decida, será lo que tenga que salir.
Y en la Capilla Sixtina, tampoco se debe hablar; algo que sí se permite una vez han terminado las votaciones, por ejemplo, durante las pausas de la comida y la cena.
P. ÁLVARO SERRANO, Experto en Historia de la Iglesia
Quizá entre votación y votación, o una vez que van a comer a Santa Marta, o una vez que salen de la Capilla Sixtina sí que vuelven a intercambiar decisiones, vuelven a intercambiar opiniones, y eso sí que pueden hacerlo, pero dentro de la Capilla Sixtina solo es pensar, rezar, votar y silencio.
Tampoco podrán tener dispositivos electrónicos que puedan servir para comunicarse. De hecho, el Vaticano desactivará en todo su territorio las líneas telefónicas. El objetivo: que el cónclave esté blindado y no se filtre absolutamente nada.
P. ÁLVARO SERRANO, Experto en Historia de la Iglesia
No tienen comunicación, no tienen teléfono móvil, no pueden hablar con ellos… Están “aislados”, que suena así como muy grande, pero no, porque luego, realmente, las últimas cuatro elecciones papales han sido solo de dos, tres días, así que no están tanto tiempo aislados.
Y siguiendo con lo que no se puede hacer, los cardenales no pueden recibir correspondencia, ver la televisión o leer la prensa.
Pero ojo, porque no solo tienen prohibiciones los cardenales. También, los limpiadores, médicos, conductores o cocineros. Es decir, todos aquellos que tengan contacto, directo o indirecto, con los cardenales. No podrán decir nada de lo que vean o escuchen.
Han tenido, además, que prestar juramento. Si alguno de ellos rompe las reglas, al igual que los cardenales, el castigo que recibirá es la excomunión.
CA
