El Centro Pastoral de la Arquidiócesis de Washington enfrenta grandes pérdidas económicas; un déficit de 10 millones de dólares anuales que llevan arrastrando durante los últimos cinco años.
El desafío de mantener las arcas equilibradas ha obligado al cardenal McElroy a tomar medidas drásticas, que ya ha comunicado al personal del centro a través de una carta.
Lo que más afectará es la reducción de la plantilla. Se eliminarán unos 30 puestos de trabajo. También, se recortarán todos los gastos posibles y se reestructurarán varios departamentos.
Haremos todo lo posible para facilitar el proceso de transición ofreciendo indemnizaciones, beneficios extendidos y servicios de recolocación a quienes sean despedidos […]. Pero reconozco que estas medidas solo pueden mitigar, no eliminar, el sufrimiento que nos espera.
Además, McElroy ha señalado que se trata de una de las decisiones más difíciles que ha tenido que tomar. De hecho, ha atribuido la situación financiera actual a varios problemas anteriores.
El impacto financiero de la pandemia y las consecuencias del escándalo McCarrick, junto con un período prolongado de inflación y mercados financieros volátiles, han demostrado ser desafíos económicos devastadores para el Centro Pastoral de la Arquidiócesis.
El escándalo McCarrick pasó factura en todos los sentidos a la arquidiócesis. Muchos fieles perdieron la confianza en la institución y esto perjudicó las donaciones a la Iglesia.
A esto hay que sumarle después el impacto de la pandemia, de la que todavía a día de hoy el mundo se está recuperando.
CA