Esta fue la reacción de seminaristas, sacerdotes y obispos al ver al papa… Un aplauso cerrado que duró varios minutos.
Y gritos al unísono de “papa Leone”…
Estaban en la basílica de San Pedro con motivo de su Jubileo. Venían, además, de todo el mundo. De Angola, Panamá, España o Brasil.
Dirigiéndose a los seminaristas, León XIV les agradeció haberse aventurado en la vocación sacerdotal en tiempos difíciles. El papa dejó por un momento el texto de la meditación de lado para lanzarles un mensaje en español.
LEÓN XIV
Y si digo una palabra también en español… Gracias por haber. Gracias por haber aceptado con valentía la invitación del Señor a seguir, a ser discípulo, a entrar en el seminario. Hay que ser valientes y no tengan miedo.
Pero la clave de la meditación del papa fue poner en el centro el estudiarse a sí mismo y conocerse bien para poder desarrollar una vida espiritual profunda.
LEÓN XIV
Entrar en el corazón a veces puede dar miedo, porque en él también hay heridas. No tengáis miedo de cuidarlo, dejaos ayudar, porque precisamente de esas heridas surgirá la capacidad de estar cerca de los que sufren. Sin la vida interior, ni siquiera la vida espiritual es posible, porque Dios nos habla ahí mismo. Dios nos habla en el corazón.
El papa también les habló sobre la importancia de saber discernir, sobre todo, en momentos de dudas, para entender lo que uno quiere de verdad.
LEÓN XIV
Si cuidáis vuestro corazón, con momentos diarios de silencio, meditación y oración, podéis aprender el arte del discernimiento. Este es también un trabajo importante: aprender a discernir. Cuando somos jóvenes, llevamos dentro muchos deseos, sueños y ambiciones. A menudo, el corazón está abarrotado y ocurre que nos sentimos confusos.
Y esta meditación volvió a levantar los aplausos de todos los que estaban en la basílica.
Un auténtico baño de masas en San Pedro, que culminó con el papa acercándose a los seminaristas. Los bendijo, firmó autógrafos y se llevó algunos regalos.
CA