Julio es el mes en el que los papas suelen reducir su agenda. Se eliminan muchos eventos oficiales, públicos y privados. Por ejemplo, se suspenden las audiencias generales en el Vaticano.
En el caso de León XIV, ha cancelado también esas catequesis de los miércoles, por lo que , salvo cambios de última hora, no verán al papa tampoco el 9, el 16 ni el 23 de julio en su tradicional encuentro con los peregrinos.
La Prefectura de la Casa Pontificia también señaló que tampoco habría audiencias privadas en este mes. Es algo habitual, aunque los papas realmente sí reciben visitas que entran dentro de su agenda oficial del día.
De hecho, sin ir más lejos, el 1 de julio León XIV mantuvo ocho encuentros. Uno de ellos, con los obispos de la Iglesia Patriarcal de Antioquía de los Sirios.
Si bien es cierto que julio ya ha comenzado y se han reducido los encuentros públicos, el periodo de reposo de León XIV empezará realmente el domingo.
Será cuando se traslade a Castel Gandolfo. Allí estará hasta el 20 de julio. Ese día rezará el ángelus y volverá al Vaticano.
Durante los casi 15 días que estará allí, es probable que el papa también reciba visitas, pero estarán más bien dentro de su agenda privada, como solían hacer Juan Pablo II y Benedicto XVI cuando veraneaban allí.
En el caso de Francisco, decidió no salir del Vaticano y permanecer en Casa Santa Marta. Decía que aprovechaba para escuchar música, rezar y dormir más, descansar o preparar viajes.
Pero además, es un buen periodo para adelantar trabajo o pensar ciertos asuntos. Por ejemplo, los pontífices aprovechaban el verano para escribir diversos documentos. Por ejemplo, Pío XII escribió su primera encíclica en Castel Gandolfo; también Juan Pablo II firmó algunos textos desde allí.
León XIV solo lleva dos meses de pontificado y podría aprovechar el verano para pensar futuras decisiones. Por ejemplo, está todavía en el tintero quién será su sustituto al frente del Dicasterio para los Obispos.
CA
