Cuando el entonces cardenal Robert Prevost fue elegido como papa, su país, Estados Unidos lo celebró por todo lo alto.
Sin embargo, en medio de toda la emoción, a los expertos no se les escapó el importante detalle de qué supone que un ciudadano americano se convierta en Jefe de Estado de otro país. En otras palabras: ¿en qué lugar queda León XIV desde un punto de vista fiscal en Estados Unidos?
A diferencia de los países que ya tuvieron un compatriota pontífice, en Estados Unidos aún no se había dado el caso. Resulta que la agencia tributaria no tiene un protocolo específico para este caso particular.
Sin embargo, en respuesta a esta situación, un congresista de Colorado, el representante Jeff Hurd, ha presentado la llamada Ley de Protección de la Soberanía Sagrada.
El proyecto pretende dos cosas: que, en caso de que un estadounidense sea elegido papa, no se le obligue a renunciar a la ciudadanía. Y que, al mismo tiempo, se le exima de pagar impuestos mientras ocupe el cargo. Esta por ver si esta iniciativa se aprueba.
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