Como cada miércoles, día de audiencia general, León XIV salió en su papamóvil para saludar a los fieles presentes en la Plaza de San Pedro. A su paso, siempre surge alguna imagen anecdótica. Fíjense en este pequeño que iba vestido de papa.
Durante la catequesis, el papa centró su reflexión en el silencio del Sábado Santo, cuando Jesús yace en el sepulcro. Explicó que no se trata de un vacío, sino de un silencio lleno de sentido, como la espera de una madre que guarda en su seno a un hijo por nacer.
LEÓN XIV
A nosotros nos cuesta detenernos y descansar. Vivimos como si la vida nunca fuera suficiente. Corremos para producir, para demostrar, para no perder terreno. Pero el Evangelio nos enseña que saber detenernos es un gesto de confianza que debemos aprender a realizar. El Sábado Santo nos invita a descubrir que la vida no depende siempre de lo que hacemos, sino también de cómo sabemos despedirnos de lo que hemos podido realizar.
El papa no dejó de acordarse también de la situación de guerra actual y mostró su cercanía y oración con Palestina
LEÓN XIV
Expreso mi profunda cercanía al pueblo palestino de Gaza, que continúa viviendo con miedo y sobreviviendo en condiciones inaceptables, obligado por la fuerza a desplazarse una vez más de sus propias tierras.
Toda persona tiene siempre una dignidad inviolable que debe ser respetada y custodiada. Renuevo el llamamiento al cese del fuego, a la liberación de los rehenes, a una solución diplomática negociada y al respeto integral del derecho humanitario internacional.
Al finalizar la audiencia, el papa bendijo a los presentes y de manera especial, a los niños, ancianos y enfermos presentes.
BAM