El miércoles de audiencia comenzó de una forma diferente. El papa salía en papamóvil para saludar a los fieles, pero hizo una pequeña parada antes de recorrer toda la plaza. Fíjense para qué…
León se detuvo ante una gran réplica del santuario francés de la Virgen de Lourdes, la bendijo y habló con algunos de los encargados de trasladar esta obra al Vaticano.
Tras proseguir con su tradicional paseo, en una de las esquinas de la plaza sucedió esto. Un niño corrió hacia el pontífice, subió junto a él y le pidió que le firmara su bandera, un tierno momento que culminó así…
Ya en la catequesis, León aplicó el tema de la Resurrección de Cristo a algunos aspectos de la vida personal.
LEÓN XIV
A menudo ocultamos nuestras heridas por orgullo o por el temor de parecer débiles. Decimos “no importa”, “ya ha pasado todo”, pero no estamos realmente en paz con las traiciones que nos han herido. A veces preferimos esconder nuestro esfuerzo por perdonar para no parecer vulnerables y no correr el riesgo de sufrir de nuevo. Jesús no. Él ofrece sus llagas como garantía de perdón.
Tras su mensaje y saludo a los grupos lingüísticos, León XIV rezó y pidió por Madagascar.
LEÓN XIV
Estoy apenado por las noticias que llegan desde Madagascar, sobre los enfrentamientos violentos entre las fuerzas del orden y jóvenes manifestantes, que han provocado la muerte de algunos de ellos y heridas a un centenar de personas. Recemos al Señor para que se evite siempre toda forma de violencia y se favorezca la constante búsqueda de la armonía social a través de la promoción de la justicia y del bien común.
Al acabar, León XIV impartió su bendición a los jóvenes, enfermos y a los recién casados, que saludan al papa y reciben la bendición por su reciente matrimonio.
BAM