Desde 1968, un papa no presidía el juramento de la guardia suiza. El último fue Pablo VI. Y tiene sentido la presencia de un pontífice. Al final, lo que juran estos nuevos reclutas es, en este caso, defender a León XIV, incluso hasta la muerte si fuera necesario. Y así comenzó la ceremonia...
Fueron 27 los nuevos soldados que ahora se suman a los 135 miembros de la guardia personal del papa. Y, aunque parezca que solo están en las entradas del Vaticano, su trabajo va mucho más allá.
Por ejemplo, aunque no los vean con estos llamativos trajes, son la defensa del papa en todas sus visitas apostólicas, tanto dentro como fuera de Italia.
Fue lo que le expresó al papa el comandante de la Guardia Suiza minutos previos al juramento.
CHRISTOPH GRAF
Comandante de la Guardia Suiza
Santo Padre, con este juramento, cada uno de los guardias se compromete a servirle con todas sus fuerzas y, si las circunstancias lo requieren, incluso a sacrificar su vida.
Y, fíjense, porque cada detalle sobre cómo juran los nuevos reclutas tiene un porqué. Lo pueden hacer en italiano, alemán o francés, tres de los idiomas oficiales de Suiza según el cantón.
Y llegó el momento. Cada uno de los 27 se acercó al estandarte de la Guardia Suiza y, agarrando la bandera con la mano izquierda, levantó la mano derecha con tres dedos, que simbolizan la Santísima Trinidad.
También, pronunciaron en alto el juramento, que dice lo siguiente...
Yo, alabardero, juro que observaré fielmente, lealmente y con honradez todo lo que en este momento ha sido leído. Que Dios y nuestros santos patrones me ayuden.
Y lo que tampoco faltó fue el sonido de los tambores y los aplausos...
Tras presenciar toda la ceremonia, León XIV les dirigió un pequeño saludo a sus nuevos guardias.
LEÓN XIV
Es un testimonio muy importante en el mundo actual. Nos hace comprender la importancia de la disciplina, el sacrificio y vivir nuestra fe de una manera que realmente transmita a todos los jóvenes el valor de dar la vida, de servir y de cuidar a los demás. Les agradezco en mi nombre y en el de toda la Santa Sede su servicio.
Al terminar, el papa saludó a la presidenta de la Confederación Suiza, presente en el acto y con la que se había reunido los días anteriores.
CA



















