De los miles de santos, solo 37 están dentro de un selecto grupo. Son los que llevan el título de doctor; un reconocimiento que se empezó a otorgar en 1298 a los considerados como maestros de la fe.
Este tipo de nombramiento se formalizó en el siglo XVI, cuando Pío V dejó claros los criterios para otorgarlo.
El primero de ellos es que la doctrina teológica y moral del santo sea bastante influyente. El segundo, que posea un elevado grado de santidad y, por último, que se haga una proclamación solemne por parte de la jerarquía eclesial.
El título se confiere por iniciativa de un pontífice o de un concilio ecuménico. Sin embargo, hasta el momento, nunca un concilio ha hecho uso de esta posibilidad.
Y, entre esos 37 actuales, hay cuatro mujeres. La primera en recibir el título de 'doctora de la Iglesia' fue santa Teresa de Ávila, la fundadora de la orden de los Carmelitas Descalzos. Se lo otorgó el papa Pablo VI en 1970.
Ese mismo año, solo unos días después, también lo recibió la patrona de Italia, santa Catalina de Siena. A esta laica dominica se la considera una de las grandes místicas del siglo XIV. También se destaca su contribución al regreso del papado tras el periodo de crisis de los tres papas.
Ya con Juan Pablo II, la siguiente en convertirse en doctora fue Santa Teresa de Lisieux quien, pese a ser religiosa de clausura, su obra tuvo una gran influencia espiritual.
La última en incorporarse a esta lista de mujeres fue santa Hildegarda de Bingen, quien lo recibió en 2012 de la mano de Benedicto XVI. Fue abadesa benedictina, además de compositora, filósofa y médico.
En los últimos años, ha habido dos casos. En 2022, el papa Francisco nombró doctor a san Ireneo de Lyon. Por último, León XIV anunció el pasado mes de julio que otorgaría este título a Newman. Se lo concederá de forma oficial el próximo 1 de noviembre.
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