Miren esta espectacular vista panorámica del centro de Estambul. En una plaza, cara a cara, conviven dos de los lugares más importantes para cristianos y musulmanes. Son santa Sofía y la Mezquita Azul.
En su visita a Turquía, el papa no tenía previsto ir a Santa Sofía, posiblemente, por un gesto de prudencia y por esa reconversión de lo que fue un templo cristiano a uno musulmán el pasado 2020.
A la que sí se acercó fue a la Mezquita Azul. Allí, realizó una visita que ha durado una media hora. El pontífice rompió con una tradición que habían seguido Benedicto XVI y Francisco: rezar dentro de la mezquita.
Aunque estaba previsto en su agenda, el Papa declinó la invitación cuando se la ofrecieron y prefirió continuar con el recorrido. Lo que sí hizo fue descalzarse para entrar en el lugar de culto en señal de respeto.
Según la Santa Sede, el Papa visitó la mezquita en silencio y en un ambiente de recogimiento y escucha, mostrando un profundo respeto al lugar y a la fe que allí se profesa.
Este sobrenombre de 'Azul' lo toma de los más de 20.000 azulejos de color turquesa que cubren la imponente cúpula y vidrieras, provocando que la luz que entra en el lugar tenga ese tono azulado que la convierte en un espacio único
AT
