Un emocionante encuentro tuvo lugar en el Santuario de Nuestra Señora de Harissa, Patrona del Líbano, en el segundo día del Papa León en el país de los Cedros
Sacerdotes, religiosos y seminaristas recibieron al pontífice con una alegría incontenible.
El Papa en su mensaje, les dedicó unas palabras en las que hizo referencia al símbolo que ilustra su primer viaje apostólico
PAPA LEÓN XIV
Uno de los símbolos que figuran en el “logotipo” de este viaje es el ancla. El papa Francisco la evocaba a menudo en sus discursos como signo de la fe, que permite ir siempre más allá, incluso en los momentos más oscuros, hasta el cielo. Decía: «Nuestra fe es el ancla en el cielo. Tenemos nuestra vida anclada en el cielo. ¿Qué debemos hacer? Agarrar la cuerda [...]. Y vamos adelante porque estamos seguros que nuestra vida tiene como un ancla en el cielo, en esa orilla a la que llegaremos»
Además, el aforo estuvo en gran parte compuesto por jóvenes seminaristas y religiosos y religiosas que están en proceso de formación; es por ello que la figura de los jóvenes fue otro de los puntos clave en su discurso
PAPA LEÓN XIV
A este respecto, pienso en la responsabilidad que todos tenemos hacia los jóvenes. Es importante favorecer su presencia, también en las estructuras eclesiales, apreciando su aportación de novedad y dándoles espacio. Y es necesario, incluso entre los escombros de un mundo con dolorosos fracasos, ofrecerles perspectivas concretas y viables de renacimiento y crecimiento para el futuro
Debido a esta formación de la que hablábamos hace un momento, la educación para con los jóvenes fue uno de los ejes principales
Al finalizar el acto, el papa León XIV regaló la Rosa de Oro a la Virgen de Harissa del Santuario. Se trata de un antiguo gesto que los sumos pontífices realizan en sus visitas marianas y en este primer viaje apostólico, tampoco podía faltar



















