El 8 de diciembre, León XIV acudió cerca de la Plaza de España para rendir homenaje a la Inmaculada Concepción, siguiendo la tradición que los pontífices de Roma mantienen desde mediados del siglo XX.
Ante la columna dedicada en 1857, el papa dirigió una oración a la Virgen, confiando a su intercesión a la ciudad de Roma y a toda la Iglesia. León depositó flores a los pies del monumento y rezó ante la imagen de María.















