El 8 de diciembre, Roma celebra uno de sus días más especiales. Y, ya con sabor a Navidad, el centro de la ciudad se ve así: calles repletas, sobre todo, cerca de Plaza de España. El motivo: la Solemnidad de la Inmaculada Concepción.
Pero hay que rebobinar hasta casi la madrugada para entender esta tradición romana. A las 7 de la mañana cada año, los bomberos son los primeros en rendir homenaje a la Virgen. Lo hacen así: uno de ellos le cambia la corona de flores a la imagen, que se ubica delante de la Embajada de España ante la Santa Sede.
Y es que España tiene mucho que ver con este dogma, aprobado en 1854. Fueron los que más lo defendieron. Y tanto que tiene sello español, incluso a día de hoy. La Inmaculada Concepción es la patrona del país.
Pero también hay una tradición papal en este día. Cada 8 de diciembre, el papa se acerca hasta el monumento para rezar ante María. Este año, León XIV llegó así cerca de Plaza de España.
Y, como es habitual, también el Vaticano se unió a la ofrenda floral, depositando una corona a los pies de la imagen y rezando ante la Virgen.
Al terminar, el papa se acercó a saludar a los enfermos, que también acuden todos los años a homenajear a la Inmaculada.
La columna de 11 metros, que representa esta advocación, se erigió en 1857, tres años después de la proclamación del dogma por parte del papa Pio IX.
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