Las congregaciones religiosas están ante el mayor desafío financiero de las últimas décadas: tienen a su cargo edificios históricos que requieren una manutención costosa.
Y no solo eso: los miembros de estas instituciones son cada vez más ancianos y sus pensiones no cubren los gastos necesarios.
Además, quienes se encargan de la gestión económica, tienen poca experiencia. Es por ello que algunos prefieren recurrir a empresas externas como Caixabank, que les ayuden a realizar un plan financiero estratégico a corto, medio y largo plazo.
DAVID ALONSO DE LINAJE
Responsable de Instituciones Religiosas. Caixabank Wealth Management
Si tú quieres solucionar sobre todo de cara al futuro, porque no sabemos, dentro de 10, 15 años, si va a haber vocaciones suficientes de otras áreas geográficas como Latinoamerica, África, Sudeste Asiático, pero si no las hay, probablemente, sea una congregación a extinguirse, pero lo importante, al menos, es que con el patrimonio que tienen, intentar que las hermanas, hermanos, sacerdotes, puedan vivir dignamente y darle las condiciones humanas mínimas
Necesitan consultoría y necesitan una consultoría que sea especializada e instituciones religiosas, que conozcan bien cuál es su casuística, cuál es su problemática y como derivar y cómo ayudarles a enfocar todo eso.
Además, la gestión del proprio patrimonio histórico preocupa a la Santa Sede. En 2022 ya advirtieron a las congregaciones religiosas de que hay bienes que se pueden vender si se consulta antes con el departamento competente del Vaticano.
MONS. JOSÉ RODRÍGUEZ CARBALLO
Exsecretario, Congregación Institutos de Vida Consagrada
En el caso de las congregaciones religiosas, quien da el permiso para vender bienes, somos nosotros, la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada. Y tenemos un problema serio, lo debo decir, porque muchas veces nos enteramos de que ha desaparecido un patrimonio significativo cuando ya no hay nada que hacer.
Este problema, sobre todo, afecta al viejo continente, a países tradicionalmente católicos como España, Francia o Italia, donde los recursos para mantener a los propios religiosos y al patrimonio son cada vez más limitados.
















