La audiencia general que el Papa León XIV celebra de modo habitual cada miércoles, ésta vez ha comenzado de una forma diferente: en lugar de entrar directamente en la plaza de San Pedro, el Papa se dirigió primero al aula Pablo VI.
Allí, ha pasado a saludar uno a uno a los enfermos que quisieron participar de la catequesis del pontífice en la tercera semana de Adviento, un ciclo dedicado a la vida de Jesús y a sus parábolas.
Un gesto de cariño y cercanía por parte de León y de toda la Santa Sede para que estos peregrinos puedan disfrutar de la audiencia de una forma más confortable.
Además, León reflexionó sobre el ritmo frenético de nuestra sociedad hoy en día planteando una importante pregunta
PAPA LEÓN XIV
Entonces nos sentimos cansados, insatisfechos: el tiempo parece dispersarse en mil cosas prácticas que, sin embargo, no resuelven el significado último de nuestra existencia.
A veces, al final de días llenos de actividades, nos sentimos vacíos. ¿Por qué? Porque no somos máquinas, tenemos un “corazón”; es más, podemos decir que somos un corazón.
No somos máquinas: tenemos que resolver problemas y afrontar fatigas pero no se trata de hacer demasiado, si no de darnos en plenitud a los demás con nuestro corazón
PAPA LEÓN XIV
La verdadera meta del corazón no consiste en la posesión de los bienes de este mundo, sino en alcanzar aquello que puede colmarlo plenamente, es decir, el amor de Dios, o mejor aún, Dios Amor.
Y, es que este órgano bombeante, que es en realidad mucho más, solo se puede saciar con la presencia del Señor, porque está hecho para la eternidad.
Por eso, el Papa León nos invitó a prepararlo para recibir al niño que encarna esa plenitud y que nace en Navidad.
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