Al terminar la celebración de la misa de Nochebuena o misa del gallo, el papa León tomó la imagen del Niño Jesús -que había descubierta nada más comenzar la Eucaristía- y la llevó en procesión, precedido de cardenales y obispos, hasta el nacimiento que había instalado en uno de los laterales de la basílica de San Pedro. Una vez allí, tuvo un momento de oración.
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