Tres meses han pasado ya de estas imágenes.
Eran las 18:07 en Roma. Las gaviotas que rondaban la chimenea fueron las primeras en sentir el humo blanco que se apoderó del techo de la Sixtina.
Y así se anunciaba al mundo que la Iglesia católica contaba con un nuevo sucesor de Pedro.
Era el papa número 267. Sin embargo, no fue hasta una hora más tarde, concretamente a las 19:22, cuando se produjo este momento.
Era entonces cuando conocíamos el nombre y rostro del que hoy es el papa León XIV.
Durante estos meses de inicio de pontificado, los fieles han ido descubriendo al nuevo líder de la Iglesia.
Sigue mostrándonos que Cristo es el camino que nos lleva al Señor. Es Dios quien está entre nosotros y así nos ayuda a fortalecer nuestra fe y también a vivir con Él día tras día, sabiendo que con Él todo es posible. Con Él, la vida se vuelve mucho más sencilla.
Y, en línea con la sencillez, se resalta su potencial para trasmitir el mensaje evangélico de un modo actual.
Siento que es un 'papa puente' porque nos acerca a Jesús, que a veces algunos lo podrán ver como que fue hace muchos años o que lo que dijo ya pasó y, él, nos los aterriza y nos hace pues eso, sentirnos en una familia. Que es nuestro padre.
Pero no solo se comienza a conocer su aspecto más interior. Otros fieles resaltan su relación con algunas de las realidades que se dan en la Iglesia.
Pues a mí me ha encantado la vitalidad del papa. La energía, cómo atrae éste a los jóvenes, como desde esa fortaleza con lo que ves… como se muestra. Ahora que fue el jubileo, también, de los jóvenes… pues creo que esa parte de vitalidad hace mucha falta. Levantar especialmente desde las masas de los jóvenes y en esa unidad. Eso me ha encantado.
Sin embargo, el papa León no solo ha mostrado su afecto y cercanía con los jóvenes. Muchos auguran un fructífero pontificado.
Es una bendición el papa León. Lo percibimos como un papa muy cercano, muy de la Iglesia, muy del pueblo que siempre nos está pidiendo que recemos por la paz. Muy sonriente y la verdad que trasmite él también mucha paz, mucha serenidad y creo que va a ser un gran impulsor para estos próximos años de la Iglesia católica.
Una Iglesia que tiene muchos desafíos que afrontar: desde el diálogo con un mundo secularizado hasta hacer cuentas con sus propias debilidades. Por ejemplo: está por ver cómo se implantan las medidas para prevenir y curar los abusos. Lo que está claro es que aún es pronto y que queda mucho por ver y demostrar.
AM