Un grupo de niños recibió al Papa en esta plaza de Tallin, Estonia, con una melodía. Luego otros le entregaron flores y un regalo muy curioso: 500 manzanos que plantarán donde él decida.
Después entró en esta iglesia luterana, una de los más grandes de la ciudad. Allí le esperaban miles de jóvenes, que se hicieron notar con un fuerte aplauso. Muchos de ellos son cristianos, y otros no tienen fe, algo habitual en este país en el que el 70% se consideran “no religiosos”.
Le dio la bienvenida el arzobispo luterano Urmas Viilma, quien le explicó que “Estonia no es un país donde los jóvenes llenen las iglesias, como lo hacen hoy por invitación del Papa”.
Fue un encuentro muy musical, que incluyó interesantes testimonios de jóvenes.
Lisbel, luterana, confió las dificultades de convivir con un padre alcohólico y violento, y aseguró que recuperó la alegría cuando descubrió la fe.
También este joven ortodoxo dijo que era agnóstico y que, leyendo a los Padres de la Iglesia griega re-descubrió la fe y comenzó a experimentar la presencia de Dios en su vida.
Este católico le contó que trabaja en teatro y que cuando descubrió a Dios, descubrió también la auténtica belleza que es respetuosa.
El Papa los escuchó atentamente. En su discurso les habló del próximo sínodo, de cómo los jóvenes a menudo se sienten incomprendidos y quieren que alguien les acompañe sin juzgarlos. Y les dijo que sabe muy bien lo que algunos piensan de la Iglesia.
FRANCISCO
“'¿No lo ves?' Algunos que son más valientes se animan y dicen: '¿No te das cuenta de que ya nadie os escucha, ni os cree?' Es verdad que nos falta convertirnos, descubrir que para estar a vuestro lado debemos revertir tantas situaciones que son, en definitiva, las que os alejan”.
Francisco asegura que ha escuchado a jóvenes que le dicen que no van a la iglesia porque no tiene nada que decirles y que quieren que los dejen en paz.
FRANCISCO
“Les indignan los escándalos económicos y sexuales, ante los que no ven una firme condena; que no sepamos interpretar adecuadamente la vida y la sensibilidad de los jóvenes por falta de preparación; o sencillamente el rol pasivo que les damos. Queremos responderles, queremos, como vosotros decís, ser una 'comunidad transparente, acogedora, honesta, atractiva, comunicativa, asequible, alegre e interactiva'”.
El Papa les alertó de que a veces puede parecer que el amor está muerto, pues los matrimonios no duran y nadie se preocupa por los migrantes. Por eso, pidió a los jóvenes que no acepten esta situación.
FRANCISCO
“Puede parecer que el amor está muerto, como dice Kerli Kõiv, pero sabemos que no, y tenemos una palabra que decir, algo que anunciar, con pocos discursos y con muchos gestos: El amor no está muerto, nos llama y nos envía”.
Antes de que el Papa se marchara, rezaron juntos el Padre Nuestro en estonio.
Luego el Papa saludó uno a uno a los 10 representantes de Iglesias cristianas, y les regaló un rosario, como recuerdo del día en el que rezaron juntos.