Después de reunirse con el patriarca y el sínodo de la Iglesia ortodoxa búlgara, el metropolita encargado de las relaciones del Patriarcado con las iglesias latinas acompañó al Papa a la catedral ortodoxa de Sofía, la más importante del país.
En su encuentro privado el Papa había lamentado que aún se vivan las consecuencias de las divisiones entre cristianos y pidió que esas heridas y divisiones no impidan anunciar el Evangelio con coherencia.
El Papa rezó en la capilla que recuerda a los evangelizadores del país, San Cirilo y San Metodio, a quienes Juan Pablo II nombró patronos de Europa.
Como estos santos tradujeron la Biblia a un idioma que los eslavos pudieran comprender, el Papa pidió que también hoy las Iglesias usen un lenguaje que comprendan las personas.
Luego el Papa salió al exterior de la catedral, donde saludó a muchos enfermos.
Fue su primer discurso religioso. En él, Francisco pidió tomarse en serio las consecuencias de la resurrección de Jesús.
FRANCISCO
“Cuando te sientas envejecido por la tristeza, los rencores, los miedos, las dudas o los fracasos, Él estará allí para devolverte la fuerza y la esperanza”.
Allí el Papa también saludó a representantes de los musulmanes y los judíos, también presentes en el país.
Una de las protagonistas fue esta religiosa, que pidió al Papa rosarios para toda su comunidad. Al Papa le hizo gracia, y le regaló un buen puñado.