El 14 de agosto, un terremoto de 7,2 grados en la escala de Richter sacudió el sur de Haití, y mató a más de 2.200 personas.
Desde ese día, organizaciones católicas trabajan sobre el terreno para proporcionar comida, refugio y servicios básicos a quienes lo perdieron todo.
BETH CARROLL
Catholic Relief Services
“Para empezar estamos trabajando en la acogida, acceso a agua potable y a productos de higiene. Queremos asegurarnos de que toman las precauciones necesarias para no enfermar en estas condiciones precarias”.
Además de los miles de fallecidos y heridos, según el Servicio de Protección Civil de Haití, el terremoto destruyó más de 50.000 viviendas. Pero los haitianos siguen mostrando su fe en medio a tantas dificultades.
DAVID ADAMS
Cross Catholic Outreach
“Tras el primer terremoto, el hijo de uno de nuestros socios murió porque su casa se le cayó encima. Y él enterró a su hijo y luego estuvo dirigiendo ceremonias de oración y alabanza. Creo que personifica la enorme fe de esta gente que tanto sufre”.
Organizaciones como Catholic Relief Services y Cross Catholic Outreach llevan años trabajando en Haití. Dicen que ayudar a través de la Iglesia permite ofrecer algo más a las personas.
DAVID ADAMS
Cross Catholic Outreach
“La Iglesia católica es fundamental para introducir productos de primera necesidad en el país, pues no paga impuestos. Trabajamos sobre el terreno con sacerdotes, monjas y laicos comprometidos, y hay mucha sinergia entre todos”.
BETH CARROLL
Catholic Relief Services
“La Iglesia está muy enraizada, por eso conseguimos llegar a los más vulnerables, a los más necesitados, a personas que es fácil que sean olvidadas porque viven lejos de la carretera principal o de la vista de la gente”.
Curiosamente, se está ocupando de la emergencia un gobierno interino, pues su presidente Jovenel Moïse fue asesinado en su propia casa el 7 de julio.
En 2018, se reunió con el Papa Francisco, que a menudo ha intentado transmitir apoyo y esperanza a Haití.
JM
