Francisco presidió la Presentación del Señor en la basílica de San Pedro. Es el día dedicado a la vida religiosa y es una de las celebraciones que comienza de un modo más evocador: con esta procesión de velas.
En esta parte de la ceremonia el Papa solía permanecer de pie, pero en esta ocasión se sentó, probablemente por los problemas de rodilla que le impiden caminar.
En la misa participaron centenares de religiosos y el Papa les dedicó a ellos la homilía para sugerirles algunos puntos sobre los que reflexionar.
FRANCISCO
'A veces corremos el riesgo de concebir nuestra vocación en términos de resultados, de metas y de éxito. Nos movemos en busca de espacios, de notoriedad, de números. Es una tentación. El Espíritu, en cambio, no nos pide esto. Desea que cultivemos la fidelidad cotidiana, que seamos dóciles a las pequeñas cosas que nos han sido confiadas.'
Pidió a los hombres y mujeres que reflexionaran sobre su visión de la vida consagrada, que la sociedad a veces puede juzgarla como inútil.
FRANCISCO
'El mundo la ve muchas veces como un desperdicio. Pero mira, ese chico tan guapo se hizo monje, esa chica tan guapa se hizo religiosa, pero qué desperdicio. Si fuera feo o fea, pero no. Son guapos, qué desperdicio. Así pensamos Quizás, lo vemos como una realidad del pasado, algo inútil. Pero nosotros, comunidad cristiana, religiosas y religiosos, ¿qué vemos?'
En la liturgia hubo momentos muy simbólicos de unidad, porque junto al Papa celebró el Patriarca católico de Cilicia de los Armenios, Rafael Bedros XXI Minassian.
El patriarca fue elegido por el sínodo de su circunscripción. Y es posible que el Papa los reconozca durante una celebración litúrgica que ambos celebren juntos.
JRB