El Papa recibió a familiares de los 21 fallecidos en el naufragio del Villa de Pitanxo, el pesquero que se hundió el 15 de febrero cerca de la costa de Canadá. Piden al Papa ayuda para que se investiguen las posibles negligencias que acabaron con la vida de sus seres queridos.
Nosotros somos una familia de pescadores de Galicia. Muchas gracias por haber dicho la oración por los 21 fallecidos.
Los familiares de los fallecidos protestan. Dicen que ya han pasado siete meses desde el hundimiento del pesquero y el Gobierno de España no comparte información con ellos ni les tiene en cuenta en la toma de decisiones.
MARÍA JOSÉ DE PAZO
Portavoz familiares de fallecidos Villa de Pitanxo
Van pasando cosas en las familias que no puedes comentar, que no puedes vivir con esa persona que te falta. Y que sabes que nunca vas a poder vivir. Entonces eso es muy duro para todas las familias, pero sobre todo se nos hace duro la pasividad del Gobierno. El Gobierno, que debe garantizar que 21 trabajadores tengan justicia... pues lo vemos que no nos dan explicaciones.
Si ahora yo tengo un mensaje ahí del gabinete de prensa del señor Sánchez diría: “Gracias, Señor Sánchez, nos va a recibir”. Y ya no diría nada más. Pero es que no es así. ¿Qué quieren? ¿Que nos olvidemos? ¡No nos vamos a olvidar! ¿Cómo vamos a olvidar a un padre, a un hijo, a un marido?
A pesar de su indignación, los familiares han encontrado consuelo en el Papa. Cuando supo del naufragio del Villa de Pitanxo, les envió un telegrama solidarizándose y rezando por ellos. Dicen que es de las pocas autoridades que se ha preocupado por ellos. Compartieron una anécdota tierna en la audiencia general.
MARÍA JOSÉ DE PAZO
Portavoz familiares de fallecidos Villa de Pitanxo
Pues le dijimos, mire, nosotros somos familia de pescadores. Y Jesús siempre estaba reunido con pescadores. Y usted tiene que acercarse más a los pescadores también, que somos gente de Dios.
Y digo yo: “Usted también es pescador porque, aunque no pesque peces, usted, Santo Padre, es pescador de almas”. Y dice él: “No, no, yo soy un pescado”. “¿Cómo un pescado? ¿Cómo va a ser un pescado, Santo Padre?”. Y me dice él: “Soy un pescado porque Jesús me pescó a mí primero”.
La visita a Roma de estas familias les ha servido para hacer llegar sus reivindicaciones y encontrar un poco más de ánimo para seguir pidiendo que se esclarezcan los hechos y se asuman responsabilidades.
Rodrigo Moreno Quicios
