La hermana Paula es misionera comboniana en Chipene, un pequeño pueblo de Mozambique. Hace unos meses perdió a una de sus hermanas, la italiana Maria de Coppi, en un ataque yihadista. Inesperadamente, ella salvó la vida. Justo el día anterior había salido de viaje.
HNA. PAULA CIUDAD SÁNCHEZ
Misionera comboniana
El Señor me protegió. No sé por qué. Si es porque soy muy buena o porque soy muy mala. Entonces, el día antes había ido yo a la capital, a Nampula. Porque de vez en cuando vamos para hacer algunas compras porque ahí dónde estamos no pasamos hambre, pero bueno, tenemos esas cuatro cosas.
Durante la ausencia de Paula los yihadistas atacaron la Misión. Ella y Sandrinha, otra hermana de Togo que también estaba fuera, se salvaron. Pero Maria de Coppi murió asesinada. La hermana Paula la recuerda con admiración. Había fundado aquella presencia hace 60 años y dio la vida por ella.
HNA. PAULA CIUDAD SÁNCHEZ
Misionera comboniana
Pero era una hermana que amaba mucho al pueblo. Ella siempre con el pueblo, nunca encontraba cosas en contra. Con mucha paciencia, que muchas veces, yo la primera no la tenía. Los escuchaba, escuchaba, escuchaba y después siempre les daba un buen consejo.
A pesar del ataque, las combonianas han decidido seguir allí. Piden oraciones y ayuda económica para seguir educando a la población, especialmente a las mujeres. Un 70% son analfabetas.
HNA. PAULA CIUDAD SÁNCHEZ
Misionera comboniana
Allí nos ayudamos mucho porque tenemos lares de chicas que no pueden estudiar en sus comunidades y entonces vienen allí para por lo menos tener un estudio.
Estamos también bastante comprometidas con eso que el Papa ahora insiste tanto de la Casa Común. De proteger el ambiente donde estamos porque, como en casi todos los países, en eso las multinacionales están haciendo mucho desastres.
Por su parte, el obispo de Nacala valora muy positivamente la labor de las combonianas. Trabaja con ellas codo con codo para educar a los jóvenes y darles una alternativa a las soluciones fáciles que les ofrecen las sectas yihadistas. Son muy violentas también contra los musulmanes tradicionales, con los que la Iglesia del país tiene buena relación.
MONS. ALBERTO VERA
Obispo de Nacala, Mozambique
El problema número uno por el cual se está dando esta situación de terrorismo es porque la juventud no ha tenido ninguna oportunidad. La mayoría son analfabetos, no saben hablar portugués... No tienen otra opción´pon más que el campo.
Entonces hay mucha hambre, claro. El joven quiere y ve lo que hay en el mundo y quiere tenerlo también y si le dan dinero, pues va y se apunta a lo que haga falta.
Es la labor de la Iglesia para neutralizar el terrorismo en Mozambique, un país sumergido en luchas internas desde hace décadas a pesar de la firma de un tratado de paz en 1992 que nunca se ha cumplido totalmente.
RM