La relación entre Francisco y la basílica de Santa María la Mayor es muy especial, hasta el punto de que el pontífice argentino quiere ser enterrado allí, tal y como expresó en una entrevista a Nmás.
Esto se debe a la gran devoción que le tiene a la Salus Populi Romani, conocida como la “protectora del pueblo romano”, desde antes incluso de ser elegido papa.
Como siempre le prometí a la Virgen, y ya está preparado el lugar, quiero ser enterrado en Santa María la Mayor, porque es mi gran devoción. De antes, ya cuando venía, siempre iba allá los domingos a la mañana, que estaba en Roma, me iba un rato allí. Hay una ligazón muy grande.
Los gestos de Francisco hacia esta advocación mariana han sido muy significativos a lo largo de su pontificado. Algo que se puede ver desde su primera aparición pública en el balcón de San Pedro tras el cónclave de 2013, cuando dijo que iría al día siguiente iría a rezarle a la Virgen para que protegiese al pueblo de Roma.
Desde entonces, Francisco ha confiado todos sus viajes a esta advocación, que visita cada vez que sale del Vaticano. Por ejemplo, a su vuelta de la JMJ de Río de Janeiro, dejó en el altar un balón y una camiseta.
Un momento más solemne fue cuando, en 2016, Francisco se desplazó a la basílica para la apertura de la Puerta Santa por el Jubileo.
FRANCISCO
Hoy más que nunca resulta muy apropiado que invoquemos a la Virgen María, sobre todo, como “Madre de la Misericordia”. La Puerta Santa que hemos abierto es, de hecho, una puerta de la Misericordia.
La última visita de Francisco a la Salus Populi Romani fue el pasado 8 de diciembre en el día de la Inmaculada, cuando pasó por Santa María la Mayor para depositar ante la imagen de la Virgen una rosa de oro en honor a la patrona de Roma.
CA
