Coincidiendo con Pentecostés, unos 70.000 peregrinos se reunieron en la plaza de San Pedro. Llegaban a Roma de más de 100 países; todo para participar en el Jubileo de los Movimientos, cuyo evento central, la misa, la presidió el papa.
En su homilía, León XIV señaló que el Espíritu ayuda también en las relaciones personales. Por ejemplo, a superar los miedos o las rigideces. Pero el papa también puso el foco en uno de los grandes problemas de la actualidad.
LEÓN XIV
Pero el Espíritu transforma también aquellos peligros más ocultos que contaminan nuestras relaciones, como los malentendidos, los prejuicios, las instrumentalizaciones. Pienso también —con mucho dolor— en los casos en que una relación se intoxica por la voluntad de dominar al otro, una actitud que frecuentemente desemboca en violencia, como desgraciadamente demuestran los numerosos y recientes casos de feminicidio.
Además, León XIV habló de la importancia de que los movimientos carismáticos dialoguen e integren las diferencias entre unos y otros para que no haya divisiones.
LEÓN XIV
Las diferencias, cuando el Soplo divino une nuestros corazones y nos hace ver en el otro el rostro de un hermano, no se convierten en ocasión de división y de conflicto, sino en patrimonio común del que todos podemos beber, y que nos pone en camino, juntos, en fraternidad.
Entre los presentes en la misa, representantes del Camino Neocatecumenal, Acción Católica, Comunión y Liberación o los Focolares.