Inés Arango y Alejandro Labanka, la vida misionera que va en camino a la santidad

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26/07/2025
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Inés Arango Velásquez fue misionera en Ecuador. Desde sus 17 años, es hermana de la congregación de Capuchinas Terciarias, donde dejó un fuerte legado.

BILMA FREIRE
Congregación, Hermanas Terciarias Capuchinas
Tanto dentro de su etapa formativa como luego, en la vivencia dentro de las comunidades las hermanas la recuerdan así: una hermana dinámica, líder, creativa, positiva, colaboradora, siempre dispuesta a ayudar, de mucha fe, mucha oración y también con ese espíritu misionero.

A pesar del fuerte espíritu misionero, la hermana Inés comenzó siendo maestra:

BILMA FREIRE
Congregación de Hermanas Terciarias Capuchinas
Ella, durante 20 años, realiza su misión como educadora. Contrasta con su deseo porque ella quería ser misionera pero la obediencia que le dan sus superioras es ser maestra. Sin embargo Inés nunca vivió su ser de maestra con quejas, con resistencia, lamentándose… si no que aprovechó los espacios como maestra para vivir el espíritu misionero

Tras sus 20 años de maestra, la enviaron a una misión en Ecuador y 5 meses después, se traslada a un pueblo en la rivera del Rio Napo, a una población indígena.

BILMA FREIRE
Congregación, Hermanas Terciarias Capuchinas
Estamos hablando de entrar a la selva, estamos hablando de que debes ir en una canoa, de que debes ir a un lugar inhóspito, de que debes sortear dificultades de moscos, de caminos, de ríos, de plantas, de comida… y ellos iban con mucho amor, lo hacían con una generosidad increíble.

Sus hermanas capuchinas nos contaron así su historia: la religiosa fue junto al obispo capuchino Alejandro Labaka a una región indígena amenazada por las empresas petroleras.
Era una región recóndita y alejada. La población autóctona los confundió con trabajadores de las petroleras y los asesinaron a lanzadas. Estas medían tres metros y medio. El capuchino recibió 15 heridas y ella tres.

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Congregación de Hermanas Terciarias Capuchinas

Nosotros les concebimos como mártires pero no se puede comprobar que sea martirio porque los indígenas no lo hicieron por odio a la fe, entonces han cogido otro camino en este proceso, se llama el camino de “la ofrenda de la vida” que el papa Francisco lo aprobó como una manera de llegar a la santidad en el 2017, entonces ellos van por ese camino y por eso es que precisan del milagro.

Ahora, 38 años después de su muerte, las congregaciones de ambos misioneros buscan que ambos alcancen la santidad. Una historia que destaca la vida de dos personas entregadas al servicio de los más vulnerables.

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