El parque Blonia fue el escenario del emotivo Via Crucis de la JMJ que estuvo presidido por el Papa Francisco.
Cada estación fue acompañada de una creativa presentación. Por ejemplo la tercera, con este ballet que representa la primera caída de Cristo al son del clásico Miserere Mei Deus de Gregorio Allegri.
O esta escena, la sexta estación: Un ballet en el que la Verónica limpia el rostro de Cristo.
En la décima esta espectacular representación explica el momento en que Cristo es despojado de sus vestiduras.
Jóvenes de todo el mundo cargaron con la cruz de la JMJ. Algunos eran refugiado sirios. Otros no habían tenido un hogar en su vida. Otros tenían algún tipo de discapacidad. También la llevaron algunas religiosas como las Misioneras de la Caridad de Madre Teresa.
Se pidió por los enfermos, por los pobres, por quienes sufren la tragedia de la emigración forzosa como los refugiados de Grecia o Lampedusa. Los jóvenes también rezaron para poder construir juntos un mundo distinto.
El Papa en un fuerte discurso explicó que aunque no hay respuestas humanas para muchas preguntas, Dios está con los que sufren. Precisamente saludó a unos jóvenes que saben mucho de eso, los peregrinos sirios.
FRANCISCO
'En esta tarde, Jesús y nosotros con él abraza con especial amor a nuestros hermanos sirios, que huyeron de la guerra. Los saludamos y acogemos con amor fraternal y simpatíaâ?.
Dijo que el signo distintivo de un auténtico cristiano su actitud de servicio a Cristo a través de los perseguidos, necesitados o enfermos.
FRANCISCO
'Nuestra credibilidad como cristianos depende del modo en que acogemos a los marginados que están heridos en el cuerpo y al pecador herido en el alma. No en las ideas, está ahíâ?.
Con palabras contundentes recordó a los jóvenes que la Humanidad necesita a personas comprometidas con los más pobres y débiles. Y advirtió de que lo contrario sería renegar del propio Cristo.
FRANCISCO
'Ante el mal, el sufrimiento, el pecado, la única respuesta posible para el discípulo de Jesús es el don de sí mismo, incluso de la vida, a imitación de Cristo; es la actitud de servicio. Si uno, que se dice cristiano, no vive para servir, no sirve para vivir. Con su vida reniega de Jesucristoâ?.
Por último, el Papa les invitó a que sigan el camino de la Cruz, que no es para masoquistas sino para aquellos que quieren sembrar esperanza en el mundo.
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