La basílica de San Pedro se vistió de fiesta para honrar a la patrona de las Américas. Francisco presidió la Eucaristía en la festividad de Nuestra Señora de Guadalupe, a la que Pío XII definió como la Emperatriz de las Américas.
En su homilía, el Papa explicó que la Virgen María es “la primera pedagoga del Evangelio”, la primera testigo que siempre obró con sencillez. Por eso, Francisco invitó a aprender de ella.
FRANCISCO
“En la escuela de María aprendemos a estar en camino para llegar allí donde tenemos que estar: al pie y de pie ante tantas vidas que han perdido o le han robado la esperanza”.
El Papa aseguró que en “la escuela de María” se aprende a caminar en la realidad de los pueblos, respetando y preservando su identidad cultural.
FRANCISCO
“No a fuerza de promesas fantásticas de un pseudo-progreso que, poco a poco, lo único que logra es usurpar identidades culturales y familiares, y vaciar de ese tejido vital que ha sostenido a nuestros pueblos, y esto con la intención pretenciosa de establecer un pensamiento único y uniforme”.
Por último, Francisco dijo que la Virgen nunca buscó el protagonismo, sino que deseó hacer protagonistas a otros, como hizo con el indio Juan Diego.
FRANCISCO
“El Señor no busca el aplauso egoísta o la admiración mundana. Su gloria está en hacer a sus hijos protagonistas de la Creación. Con corazón de Madre, ella busca levantar y dignificar a todos aquellos que, por distintas razones y circunstancias, fueron inmersos en el abandono y el olvido”.
Como es tradicional en esta jornada, la misa concluyó con el canto de “La Guadalupana”. Por quinto año consecutivo Francisco presidió esta ceremonia en honor a la Virgen de Guadalupe, una tradición que comenzó Benedicto XVI en el año 2011.
