En casi todos sus viajes, el Papa incluye una parada en una cárcel.
También en Nápoles y en Milán, almorzó con ellos.
O los ha visitado en Semana Santa para los oficios del Jueves Santo.
También desde años lo hace el cardenal de Madrid, Carlos Osoro, que confía que en estos lugares ha recibido grandes lecciones de vida.
CARD. CARLOS OSORO
Arzobispo de Madrid (España)
“...Porque hay vidas extraordinarias, hay biografías que merece la pena conocer... Uno dice: si yo hubiera pasado por estas circunstancias, posiblemente habría hecho esto, o peor”.
El cardenal Carlos Osoro recoge la experiencia y lo que aprendió en este libro, “Mi maestro es un preso”.
Se trata de un intenso intercambio de mensajes entre presos de una cárcel de Madrid, y el arzobispo. Un texto cargado de humanidad.
CARD. CARLOS OSORO
Arzobispo de Madrid (España)
“Yo no doy ningún consejo, respondo a preguntas que me hacen. Son los presos los que me están aconsejando a mí, y aprendo de ellos las respuestas, y sobre todo el modo que tengo de vivir en la vida”.
Los presos confían al cardenal que echan de menos a sus nietos, que tienen el “corazón quemado por heridas de guerra”, que necesitan pedir perdón, y que sueñan con la igualdad de todos ante Dios.
CARD. CARLOS OSORO
Arzobispo de Madrid (España)
Para mí es una experiencia muy bonita, cuando están en la cárcel y vienen a verme. Y a lo mejor antes de marchar a su ciudad, yo he podido cenar un día con ellos, porque vienen a casa, y puedo charlar con ellos. Pero hay una relación humana que ellos nunca la olvidan, porque no es por ningún interés de ningún tipo. Es porque les quieres, sin más. Ya está.
Para prevenir que la gente vaya a las cárceles, el cardenal propone apostar por la educación en valores. Además, pide mostrar cercanía con los presos y con sus familias durante la condena, y ayudarles a regresar a la vida normal cuando han pagado su deuda con la sociedad.
Javier Martínez-Brocal
