El Vaticano quiere frenar dos problemas patrimoniales: el robo de objetos históricos en iglesias y que los religiosos vendan obras de arte sin consultar con Roma.
CARD. GIANFRANCO RAVASI
Presidente, Pontificio Consejo de la Cultura
“Pensemos en una orden religiosa que tenga un manuscrito del siglo XI. No puede venderlo tranquilamente por su cuenta y saltarse los vínculos canónicos que hay”.
El problema está motivado también por la disminución en el número de religiosos: hay menos, son ancianos y tienen un patrimonio histórico y cultural difícil de sostener económicamente. Por eso deciden venderlo, para sustento personal o para sanar deudas.
Para evitar el descontrol, pues que a veces se venden obras importantes, el Vaticano ha convocado un congreso internacional el 4 y 5 de mayo.
La propuesta es concienciar a las congregaciones religiosas sobre sus responsabilidades con el patrimonio y cómo gestionarlo.
MONS. JOSÉ RODRÍGUEZ CARBALLO
Secretario, Congregación Institutos de Vida Consagrada
“En el caso de las congregaciones religiosas, quien da el permiso para vender bienes, somos nosotros, la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada. Y tenemos un problema serio, lo debo decir, porque muchas veces nos enteramos de que ha desaparecido un patrimonio significativo cuando ya no hay nada que hacer”.
El Vaticano enseñará a catalogar el patrimonio y a monitorizar su manutención. Así será más fácil detectar robos y hacerse cargo del valor real del propio patrimonio.
En los últimos años ha organizado otros encuentros para ayudar a los responsables financieros de diócesis e instituciones a gestionar con cuidado los bienes de la Iglesia. Con el próximo congreso de mayo pretende dar un paso más y concienciar y formar a miembros de congregaciones religiosas.
JRB
VM
