Localizan a tres amigos judíos de Juan Pablo II adolescente

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05/03/2022
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La llegada de los nazis a Polonia y la persecución de los judíos separó a un adolescente Karol Wojtyła de sus amigos judíos. 

Gian Franco Svidercoschi ha conseguido contactar con al menos tres de ellos: Jerzy, Kurt y Ewa.  

GIAN FRANCO SVIDERCOSCHI
Vaticanista

Yo ya había escrito sobre la amistad que había entre Jerzy y el Papa. A Jerzy le hicieron sufrir los nazis. Mataron a su madre, a su hermana y a su abuela en los campos de concentración. Pero los soviéticos fueron quienes mataron a los padres de los otros dos judíos en Katyn.

Todos vivían en la pequeña Wadowice hasta el estallido de la II Guerra Mundial. Jerzy fue llamado a las armas. Combatió en África y terminó viviendo en Roma. Precisamente allí, por casualidad, y tras muchas peripecias, también acabó otro de los cuatro amigos, Kurt.

GIAN FRANCO SVIDERCOSCHI
Vaticanista

Con la llegada de los nazis, Kurt escapó con la familia hacia el Este. Pero los atraparon los soviéticos y los metieron en un tren. Él escapó y huyendo a pie llegó hasta Roma con otros dos amigos. Tuvo que combatir, en Montecassino. Y luego, en Roma, se encontró con Jerzy y crearon una empresa.

En Roma ambos volvieron a contactar con Juan Pablo II. Kurt falleció en 2009 y Jerzy en 2011. En los últimos años, recordaban así sobre su amistad con el Papa. 

Por ejemplo, Jerzy contó que en una ocasión, mientras esperaba que Karol Wojtyla terminara de rezar dentro de la iglesia de Wadowice, una señora del pueblo le regaño por estar dentro de la iglesia, ya que él era judío.

JERZY KLUGER
Cuando conté a Karol lo que había pasado. Se puso muy serio y me dijo: “¿No se dan cuenta de que somos hijos del mismo Dios?”. Teníamos 10 años cuando me lo dijo.

El caso de Ewa fue distinto. Tras la II Guerra Mundial, terminó en Australia. Allí pudo ver a Juan Pablo II durante uno de sus viajes al país.

GIAN FRANCO SVIDERCOSCHI
Vaticanista

Durante uno de los actos ella consiguió acercarse un poco para que el Papa la viera, y lo consiguió. Se conocían de Wadowice pero se habían perdido de vista. Juan Pablo II hizo lo que sorprendía a mucha gente: la miró, como si solo estuviera ella presente. Y ella tuvo la impresión de que el Papa decía: 'Te conozco, pero no sé quién eres. Reconozco esa mirada'. Y ella decía: qué hermoso que al final los cuatro estemos vivos.

Gian Franco Svidercoschi ha reunido estas historias en el libro “Lolek”, el diminutivo con el que los amigos de Karol Wojtyła lo llamaban. Al final cuenta cómo los tres amigos judíos del Papa se reunieron en Jerusalén para verle ante el muro de las lamentaciones.

El escritor es un veterano vaticanista y tuvo la oportunidad de estar muy cerca del Papa y de su secretario, Stanislaw Dziwisz. Dice que este libro es otro testimonio que muestra el afecto de Juan Pablo II por los judíos. No es casual que fuera el primer pontífice en entrar en una sinagoga tras siglos de tensiones entre judíos y católicos.

JRB

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