Antes de la audiencia general, el Papa Francisco se reunió con un grupo de niños italianos.
En vez de al colegio, esta vez fueron a la Basílica de San Pedro para aprender a rezar. Tenían el mejor profesor, el Papa, que les habló de los problemas de los niños ucranianos.
FRANCISCO
Vosotros tenéis por delante un futuro con la seguridad de crecer en una sociedad en paz. Pero otros niños, aunque sean muy pequeños, deben huir de las bombas. Están sufriendo hoy con el frío que hace allí.
Francisco les pidió que miraran dentro de su corazón, escucharan con atención sus palabras y las repitieran por dentro.
FRANCISCO
Señor Jesús. Mira a estos niños, a estos adolescentes. Míralos. Protégelos. Son las víctimas de nuestra soberbia, la de los adultos.
Por último, Francisco les insistió en el lema del encuentro. “Asombrados y agradecidos”. Son dos actitudes en las que el Papa insiste mucho para tener un verdadero encuentro con Dios más allá de las normas.
FRANCISCO
Gracias por este encuentro. Gracias, eh. Gracias. Y no os olvidéis: asombrados y agradecidos. Todos juntos: asombrados y agradecidos. No os oigo: asombrados y agradecidos. Una vez más: asombrados y agradecidos. ¡Gracias!
Una jornada en la que muchos de ellos rezaron, quizá, por primera vez.
RM