El Papa sólo pasó dos días visitando la isla de Malta, pero fue un viaje intenso.
Al llegar a la isla, el Papa se reunió con el Presidente de Malta y los líderes políticos del país. El Papa insistió al gobierno maltés en acoger a los refugiados que llegan a sus costas cada año.
FRANCISCO
El otro no es un virus del que hay que defenderse, sino una persona a la que hay que acoger
Ese mismo día, el Papa viajó en barco a la isla de Gozo, donde visitó el santuario de Ta' Pinu. Allí dijo que los cristianos deben volver a sus raíces para recuperar una fe rica y viva.
FRANCISCO
La crisis de fe, la apatía de la práctica creyente, sobre todo en el período post-pandémico, y la indiferencia de los jóvenes ante la presencia de Dios no son cuestiones que debamos “endulzar”, pensando que en conjunto todavía resiste un cierto espíritu religioso.
Es necesario vigilar para que las prácticas religiosas no se reduzcan a la repetición de un catálogo del pasado, sino que expresen una fe viva, la fe abierta que difunde la alegría del Evangelio.
En el segundo día de su visita, el Papa celebró una misa para unas 20.000 personas en la ciudad de Floriana. En su homilía, dijo que ser cristiano no significa juzgar las acciones de los demás, sino llevar una vida basada en el perdón.
FRANCISCO
Los que creen defender la fe señalando con el dedo a los demás pueden tener cierta “religiosidad”, pero no han abrazado el espíritu del Evangelio, pues desprecian la misericordia, que es el corazón de Dios.
Para finalizar su viaje, el Papa visitó un centro de migrantes, donde repitió palabras de cercanía a los refugiados, y les animó a seguir adelante a pesar de las dificultades.
FRANCISCO
No sois estadísticas, sino personas de carne y hueso con rostros y sueños, sueños que a veces se ven truncados.
A continuación, el Papa se dirigió al aeropuerto para regresar a Roma y poner fin al 36º viaje internacional de su papado.
JM