El siguiente paso en su peregrinación penitencial fue visitar la Iglesia del Sagrado Corazón de los Primeros Pueblos. Esta iglesia fue declarada parroquia nacional de las Primeras Naciones, Inuit y Métis en 1991.
Dos feligreses compartieron sus testimonios con el Papa. Le narraron la labor de la parroquia al servicio de los necesitados y el camino que emprendieron para superar los horrores de los internados estatales.
Somos una parroquia católica indígena.
Le agradecemos, Santo Padre, que haya escuchado nuestras voces. Su presencia hoy nos da la oportunidad de confrontar, comprender, liberar y trascender nuestro trauma.
Durante la ceremonia, un grupo indígena cantó el himno How Great Thou Art en inglés y en idioma cree para dar la bienvenida al Papa a la parroquia.
En su mensaje, el Papa Francisco reflexionó sobre el significado de la reconciliación y el papel de la Iglesia en ello.
FRANCISCO
Esta es una casa para todos, abierta e inclusiva, tal como debe ser la Iglesia, familia de los hijos de Dios donde la hospitalidad y la acogida, valores típicos de la cultura indígena, son esenciales; donde cada uno debe sentirse bienvenido, independientemente de la propia historia y de sus circunstancias vitales.
También lamentó que la evangelización en muchos casos en la historia se impuso a la fuerza. Dijo que ese no es el estilo de Dios.
FRANCISCO
Él no sostiene con su Espíritu a quienes someten a los demás, a quienes confunden el Evangelio de la reconciliación con el proselitismo. Porque no se puede anunciar a Dios de un modo contrario a Dios. Sin embargo, ¡cuántas veces ha sucedido en la historia!
Después un grupo de parroquianos entregó al Papa regalos artesanales llenos de dibujos o símbolos de la cultura indígena.
Antes de salir de la Iglesia el Papa realizó un esperado gesto: bendijo la estatua de la primera indígena canonizada, Santa Kateri Tekakwitha. Ella personifica que es posible que la fe eche raíces en culturas distintas. Después, Francisco saludó desde la silla de ruedas a un grupo de ancianos.
Y luego dio la sorpresa. Porque en lugar de subir al coche, dio un último paseo para saludar a quienes siguieron la ceremonia desde fuera.
KG
