Javier tiene 24 años y desde los nueve pertenece al movimiento de la Milicia de Santa María donde ha vivido su Fe. Desde los doce ha sido voluntario en comedores sociales.
JAVIER CASCÓN
Creador de “Amen sin tilde”
Participábamos durante dos tres horas en los comedores sociales y nos volvíamos para casa. Yo veía que eso no era suficiente y que a mí, personalmente, no me llenaba porque pensaba que no estaba cambiando nada.
Su insatisfacción le llevó a pensar en un proyecto de mayor envergadura y que ayudara de un modo más directo a los más desfavorecidos. Fue entonces cuando nació “Amen sin tilde”. Un libro que lanza preguntas al lector para hacerle reflexionar y moverle a la acción.
JAVIER CASCÓN
Creador de “Amen sin tilde”
Consiste en la adquisición de pisos o de casas en la que poder convivir jóvenes y personas en riesgo de exclusión.
La Fe tiene que ver todo, es decir, por una parte la vivencia fuerte y la creencia fuerte de que las personas que hay en la calle son hermanos y son hermanas. Al final eso es lo que nos impulsa a lanzarnos a esto.
Gracias a sus ahorros y lo recaudado con su obra literaria “Amen sin tilde”, desde hace unas semanas Javier es dueño de un pequeño piso. Hospedará a dos personas en riesgo de exclusión.
JAVIER CASCÓN
Creador de “Amen sin tilde”
Empecé a trabajar en diferentes trabajos. Estuve compaginando cuatro trabajos a la vez.
Se nos ocurrió la idea de escribir un libro con sencillas experiencias, con preguntas a los lectores y ese mismo año lo escribimos, en un año lo publicamos y gracias a eso hemos contribuido a que el proceso de recaudación del dinero sea más rápido.
La preocupación de Javier por ayudar a los demás le llevó al Vaticano el año pasado. Allí pudo ver al Papa Francisco junto a otros voluntarios de la asociación Lázaro. Una organización francesa que ayuda a personas sin hogar a reinsertarse de nuevo en la sociedad.
FERNANDO
Usuario de la asociación Lázaro
Me llamo Fernando. Voy hacer cinco meses en Lázaro. Esto es más, digamos, como más familiar. El hecho de estar aquí se nota la diferencia.
Para jóvenes como Javier no hay fronteras. Anima a los jóvenes ha salir a las periferias como anima el Papa Francisco y no ser “jóvenes de sofá”.
AM/RM
