En su tercer día de viaje apostólico al reino de Baréin, el Papa visitó la escuela del Sagrado Corazón para encontrarse con jóvenes. Francisco fue recibido con flores y los cantos de este coro.
Unos 800 estudiantes acompañaron al Papa en el gimnasio del colegio. La directora le explicó que su centro es un pequeño símbolo de la diversidad del país, con estudiantes de 29 nacionalidades y culturas y religiones diferentes.
El teniente Abdulla Atiya Sayed, un antiguo alumno que compagina su trabajo en la Guardia Real con el atletismo y rompió un récord Guiness, contó al Papa que en su colegio hay musulmanes, cristianos, hindúes, sikhs, budistas y judíos. Todos celebran sus fiestas mayores juntos.
Nevin Varghese Fernandez, una católica de 31 años contó que, aunque sus amigos son musulmanes, comparten los mismos valores que ella y siempre le acompañaron en momentos importantes en su fe como la primera Comunión o la Confirmación. Le hizo esta pregunta al Papa:
¿Puede darnos algún consejo desde su propia experiencia como adolescente?
El Papa dijo que estaba muy contento de ver a jóvenes de diferentes religiones juntos y respondió la pregunta invitándoles a ser “levadura en la masa”.
PAPA FRANCISCO
Sois vosotros los jóvenes quienes, como viajeros inquietos abiertos a lo inédito, no teméis discutir, dialogar, “hacer ruido” y mezclarse con los otros. Convirtiéndoos en la base de una sociedad amiga y solidaria.
Francisco les puso tres desafíos: abrazar la cultura de los cuidados, ser campeones de fraternidad y tomar decisiones en la vida.
PAPA FRANCISCO
Amigos, qué bonito es convertirse en amantes de los cuidados, artistas de las relaciones. Pero esto requiere, como todo en la vida, un entrenamiento constante. Y entonces no os olvidéis de sobre todo cuidaros a vosotros mismos.
Les dijo que no se refería al físico sino al alma. Y les recomendó escucharla en silencio para saber lo que les pedía. Él también tenía una petición.
PAPA FRANCISCO
Como Papa quiero deciros: la Iglesia está con vosotros y os necesita mucho. Necesita mucho a cada uno para rejuvenecerse, explorar nuevos senderos, experimentar nuevos lenguajes, volverse más alegre y hospitalaria. No perdáis jamás el coraje de soñar y vivir a lo grande. ¡A lo grande!
Por último, Francisco firmó en el libro de honor del colegio que dedicar tiempo y energía a la educación de los jóvenes es construir la paz.
Rodrigo Moreno Quicios
