La guerra civil de Sudán estalló en abril y su balance es dramático. La ONU señala que hay más de 6 millones de personas desplazadas y que otros 25 millones, la mitad de la población, está abandonada a su suerte.
Los ataques a la población civil, en ocasiones, son salvajes. La semana pasada una milicia entró en un campo de refugiados y asesinó a sangre fría a casi un millar de personas. Y eso por no hablar de las ejecuciones masivas o los abusos y violaciones continuas a mujeres.
CLEMENTINE NKWETA-SALAMI
Misión de la ONU en Sudán
Continuaré pidiendo a las partes del conflicto en Sudán que cumplan con sus obligaciones en relación con el derecho internacional, los derechos humanos y la ayuda humanitaria. Esto no es optativo. Estos ataques deberían cesar y sus responsables deberían rendir cuentas.
El recrudecerse de la violencia en este rincón del planeta no pasó inadvertida en el Vaticano, desde donde el papa alzó la voz para que el mundo no se olvide de este país donde el terror campa a sus anchas.
FRANCISCO
Desde hace varios meses, Sudán está sumido en una guerra civil que no da señales de remitir y está causando numerosas víctimas, millones de desplazados internos y refugiados en los países vecinos, así como una situación humanitaria muy grave.
El papa mencionó este conflicto en uno de sus eventos públicos semanales donde siempre aprovecha la ocasión para pedir rezar por la paz y para instar a la comunidad internacional a hacer lo posible para frenar la violencia. El caso de Sudán parece no tener solución a corto plazo.
PA/JRB