El primer día de abril, el papa fue dado de alta del hospital y comenzó a un mes repleto de celebraciones pascuales y un viaje papal.
A la salida del hospital Gemelli de Roma, después de tres días de tratamiento por la bronquitis, el papa consoló a una pareja que había perdido a su hija la noche anterior.
Al día siguiente, Francisco presidió la misa del Domingo de Ramos en la plaza de San Pedro. En su homilía, habló de la importancia ver a Jesús en los abandonados.
FRANCISCO
Niños no nacidos, ancianos abandonados… que puede ser tu padre, tu madre, quizás. El abuelo, la abuela, abandonados en geriátricos. Enfermos no visitados, discapacitados ignorados, jóvenes que sienten un gran vacío sin que alguno escuche de verdad su grito de dolor y no encuentran otro camino que el suicidio.
Tras el Domingo de Ramos, el papa continuó presidiendo las celebraciones y eventos de Semana Santa. El Jueves Santo, visitó una cárcel de menores a las afueras de Roma, ahí lavó los pies de 12 presos.
Pero el Viernes Santo, su reciente enfermedad y el frío cambiaron sus planes. Francisco no estuvo presente en el tradicional viacrucis en el Coliseo, sino que lo siguió desde su residencia en el Vaticano.
A pesar de ello, presidió la Vigilia Pascual y la misa dominical. El papa concluyó la Semana Santa impartiendo la bendición apostólica Urbi et Orbi a las casi 100.000 personas reunidas en la Plaza de San Pedro.
Al final del mes, el papa viajó a Hungría. Allí se reunió con políticos a jóvenes y refugiados. En su última misa en Budapest pronunció un mensaje de unidad.
FRANCISCO
Es bonito que los confines no representen fronteras que separan sino zonas de contacto. Y que los creyentes en Cristo pongan en primar lugar la caridad que une y no las diferencias históricas, culturales y religiosas que dividen.
El final del mes coincidió con el final del viaje internacional número 41 del papa.
AT
TR: PA
