Este obispo se llama Ernest Simoni y cuando tenía 35 años fue encarcelado por celebrar Misa. Era el año 1963. No saldría de prisión hasta 1980 y el Papa ha querido recordar recientemente su valentía.
PAPA FRANCISCO
Él, como sacerdote, obispo, vivió 28 años en la cárcel, la cárcel comunista de Albania, donde la persecución quizás fue más cruel y que continúa dando testimonio y como él muchos, muchos muchos.
El cardenal Simoni ha alcanzado los 95 años de edad, pese a haber sido condenado a muerte en dos ocasiones, siempre con acusaciones falsas. Y cuando lo liberaron, tras casi tres décadas en prisión, le mandaron a trabajar a las cloacas de su ciudad, en Albania.
Su historia es heroica, porque nunca se plegó a sus torturadores. Pero es un heroísmo que no tiene espacio en los grandes medios, por el que no se interesan las productoras de Hollywood ni los grandes periódicos.
Hace poco, en Rome Reports, tuvimos la fortuna de entrevistar a uno de los canónigos de Santa Maria Maggiore. Se trata de un obispo clandestino en la Unión Soviética, que vivía constantemente amenazado.
MONS. IRYNEJ BILYK
Obispo greco-católico ucraniano
Ni siquiera mi familia, ni siquiera mi madre. Ellos no sabían de la consagración episcopal. En 1984 murió mi madre, que nunca supo que yo ya era sacerdote desde hacía seis años”
Son historias conmovedoras, de un contenido ejemplar, de personas que no se dejan arrastrar por la corriente. Y sobre todo son modelos que muchos medios informativos se empeñan en ocultar.
En esta estrategia de negar espacio a la información se esconde también el sostener algunos prejuicios sobre el Papa Francisco. Quienes lo tachan de comunista, no quieren que se le escuche denunciando las atrocidades de ese régimen. Y quienes, desde ideologías cercanas al comunismo, lo presentan como aliado, no quieren romper ese idilio.
La peor mentira es una media verdad. Al ocultar las historias de los héroes que mantuvieron la dignidad frente al comunismo se esconde una página memorable de la Iglesia Católica. En todo el Este de Europa, en países como Lituania, Polonia, Hungría o Albania, los mártires del siglo XX han sido determinantes para un desarrollo en paz y prosperidad en estos últimos años. Muchos de ellos aún están vivos y su testimonio no debe caer en el olvido. Por nuestra parte, no vamos a dejar de recordarles.
AO
